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¿Qué es el progresismo woke?

¿Qué es el progresismo woke?

¿Qué es el progresismo woke?

Para un escritor es fundamental la lectura de los grandes libros y conocer los principales movimientos culturales y sociales que han dejado una huella profunda en nuestro mundo: el renacimiento, la ilustración, el romanticismo. El progresismo woke es un movimiento en formación aún sin perfiles bien definidos pero que ya está teniendo una gran influencia -sobre todo en la población juvenil y adultos jóvenes- porque recoge cambios vitales que están ocurriendo  en la sociedad y se presenta como una respuesta a los excesos del conservadurismo así como el marxismo lo fue a los del capitalismo. Es importante conocerlo y saber cómo piensan sus seguidores y detractores para tratar de entenderlos.

La cultura woke

El credo del progresismo woke podría sintetizarse así: después de siglos de injusticias y opresión un grupo de despiertos (woke) han dar un paso al frente y proclamado un mundo más diverso, inclusivo y tolerante. Con valentía han enfrentado a las viejas estructuras que nos subyugaron para que puedas pensar lo que quieras, hacer lo que sientas y vivir tu verdad. Los roles y estereotipos han sido deconstruidos, la biología y la razón han sido trascendidas, las jerarquías tradicionales han sido demolidas. Tienes ahora el poder para liberarte y dar rienda suelta a tus sueños de hacer cambios en el mundo, por muy extremos que puedan parecerle a quienes aún no han despertado. ¡Digamos adiós a la decadente civilización que culmina y demos la bienvenida al progreso!

Jóvenes adultos

Los dormidos en cambio sostienen la tesis de que el progresismo woke se caracteriza por el adolescentrismo: si en la antigüedad se atribuía una posición de liderazgo intelectual y moral a los adultos que transmitían su experiencia a los más jóvenes a medida que estos maduraban, proponen una inversión de esta jerarquía: poner en el centro al adulto adolescente aunque parezca que carece de suficientes conocimientos para la vida pública, cuyos intereses parecen centrarse en él mismo y enfatiza sus emociones hasta el punto de que todo lo que siente luce determinar para él la realidad.

¿De quién es la culpa?

Los woke afirman que si uno no se reconoce en su propio cuerpo la culpa no es suya sino de una cultura opresiva que ha creado una sexualidad binaria en la que los cuerpos masculinos son solo de hombres y los femeninos solo de mujeres y habrá que deconstruir, no la propia visión de la realidad, sino la cultura que lo impuso. Los aliados serán las personas que buscan deconstruir su masculinidad o que están aprendiendo a ser menos blancos como forma de reparación racial.

Si tengo problemas de peso mis aliados serán los movimientos pro obesidad y la culpable es la industria de la moda que impone patrones injustos de belleza. Si soy una mujer y no quiero tener al hijo en mi vientre mis aliados son los grupos abortistas que aseguran que no hay nada de malo en ello y el culpable es el sistema patriarcal que anula a la mujer en la maternidad. Si no me identifico con mi cuerpo biológico mis aliados son los movimientos LGBT que afirman que el sexo auto percibido es suficiente para determinar la sexualidad y los culpables son los que sostienen que la biología es la que decide sobre la condición humana y quiénes somos.

Vacío existencial en los progresistas woke

Los dormidos afirman que estas respuestas no llenan el vacío existencial en el que están sumidos y que les impide encontrar sentido a sus vidas. Los woke replican que el sentido es algo que inventa caprichosamente la sociedad y va cambiando progresivamente. Los dormidos lo niegan en absoluto: el sentido por definición es una conexión trascendental, la trascendencia es lo va más allá de nosotros mismos; el sentido no es algo que se construye sino que se descubre, algo que se nos revela cuando salimos del ensimismamiento y nos dejamos conquistar por la verdad que nos trasciende.

¿Hay alguien capaz de diferenciar el bien del mal?

Lo mismo sucede con la moral: los woke sostienen que toda moral es relativa y que cada quien descubre interiormente lo bueno y lo malo. Los dormidos dicen que este es el culmen del proceso woke: no pueden definir el bien, no saben qué es el mal y tampoco les interesa porque la moral suena a represión. La han reemplazado por un relativismo cuyo imperativo consiste en suprimir toda valoración objetiva para dedicarse sin escrúpulos a gozar de los placeres de la vida.

Los dormidos afirman que la actual crisis de la sociedad es en gran medida efecto de la desaparición de la moral: después de desecharla, haber desintegrado sus lazos sociales y viviendo animados por una emocionalidad acrítica, esas personas dicen sentirse como rebeldes liberados que pueden hacer lo que quieran y sentirse como quieran sin miedo al señalamiento pues cuentan con el beneplácito de los mainstream que los animan a que se liberen cada vez más.

¿Reducir a la persona a un cuerpo sin alma?

Los dormidos afirman que llevar drag queens a un colegio; decorar las aulas con banderas LGBT; dar a los niños bloqueadores hormonales cuyos destinatarios solían ser los violadores; mandar al quirófano a púberes; extirpar sus pechos y destrozar sus genitales revela el verdadero proyecto de vida del progresismo woke: la construcción de la identidad a través de la apariencia y el placer sin límites. Como la realidad se muestra aburrida, todo debe ser divertido para que esa pequeña llama no se extinga ya que si eso ocurriera sentirían una profunda falta de sentido.

¿Cómo se llegó a esto?

Aunque existe multitud de factores, uno de los más importantes luce que ha sido la desintegración de la familia que tradicionalmente cumplió funciones educativas, económicas, protectoras, recreativas y transmisoras de valores religiosos. Se ideó cómo deconstruir esas estructuras utilizando un fenómeno social conocido como transferencia de funciones: la educación fue asumida por el estado; la economía se redujo a la empresa; la protección un monopolio del estado; la recreación por la industria del ocio y la religión por: el new age, el ambientalismo, el feminismo.

Sin esas funciones la familia ahora no es un núcleo que sostiene e impulsa sino una relación utilitaria donde unos dan y otros reciben bienes materiales. Desde esta óptica formar familia es un disparate: los hijos son un obstáculo a la felicidad ya que quitan tiempo y cuestan dinero; clausuran proyectos y destruyen deseos personales con lo que no tenerlos es una decisión acertada; el padre que se sacrificaba por sus hijos es hoy casi una vergüenza pública pues nadie debería ser infeliz por causa de un hijo; una mujer que sirve a su familia es una esclava mientras que otra que sirve a los intereses de una empresa es un ser libre, empoderado y que factura.

Otros contenidos de valor que encontrarás en la Escuela de Escritores de Caracas

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Por: Vicencio González.

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