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Cómo tener una visión humanística en mi profesión

Es crucial para los escritores -nos extenderemos en la lectura de literatura más adelante- pero la perspectiva que da la música, el arte y la ficción son claves para afrontar los retos profesionales y globales que todos tenemos.

Un enfoque profesional más centrado en el ser humano requiere de personas con excelencia profesional, integridad y espíritu de servicio. La inclusión de las humanidades y un enfoque ético en nuestras vidas está plenamente alineado con esa visión al crear espacios para la contemplación y la reflexión en torno a la naturaleza humana y su dimensión moral y social.

La creciente tecnificación es una tendencia predominante en los sistemas de educación superior y es justamente en este contexto de especialización que la inclusión de contenido humanístico adquiere mayor relevancia, pues las respuestas a las preocupaciones contemporáneas no se hallan exclusivamente en el análisis de datos, la ciencia o la tecnología.

Una visión holística enfocada en el desarrollo personal y profesional de las personas para impulsar un mundo mejor.

La acción empresarial, por ejemplo, consiste en reunir a personas diferentes para lograr un objetivo común. Se necesita educar a líderes con capacidad de conciliar diferencias y fomentar un entendimiento común. La ciencia y la tecnología ofrecen respuestas al qué y al cómo, pero no al por qué, que es la fuente de significado e inspiración para las personas. Cualquier intento de reducir la naturaleza y las relaciones humanas al materialismo está abocado al fracaso. De ahí que, las humanidades sean más necesarias que nunca: ayudan a pensar de manera más crítica, creativa e integral en un entorno cada vez más complejo y cambiante. Las humanidades contribuyen al descubrimiento de los valores humanos universales, la apreciación de la dignidad humana y la nobleza de espíritu.

Exponernos a las humanidades, historia y filosofía incluidas.

Podría afirmarse que los retos de hoy difieren significativamente de aquellos a los que se enfrentaron Platón o Aristóteles. O a la inversa: la humanidad sigue enfrentándose a las mismas cuestiones fundamentales que filósofos y artistas han tratado de responder a lo largo de la historia. Podemos aprender, y mucho, de las humanidades; lengua y literatura, arte y diseño, la música (ya sea clásica o popular) “amansan las fieras”. En un mundo que, a veces, parece abocado al fin de la humanidad, es preciso   acudir a las humanidades que nos inspiran y enriquecen nuestra visión del mundo.

La belleza de las artes

La apreciación de la belleza nos aporta otra forma de comprender la realidad. La belleza –entendida como una fuerza trascendente y motivadora, capaz de inspirar ideales y contribuir positivamente a la mejora del mundo– es una aspiración universal que reside en cada ser humano. Es una lente a través de la cual percibimos la realidad; es un medio de expresión y un diálogo con nosotros mismos y con el mundo. Y estos mensajes transmiten valores que pueden elevar e inspirar a las personas, aportando significado y propósito y superando el mero juicio pragmático de los demás según su utilidad para nosotros.

Aprecia Beethoven y otros clásicos universales para sumergirte en el universo emocional

Si tuviera que escoger dos piezas para reflejar cómo la música clásica puede elevar el espíritu serían las sinfonías nº 5 y nº7 de Beethoven. Actualmente, la producción musical está llena de ruido, lo que dificulta discernir cuál es realmente buena y valiosa. La música que se escucha décadas o siglos después de componerse es realmente excepcional; tanto, que merece la pena aprender a apreciarla, aunque al principio pueda extrañar.

Lo mismo ocurre con otras disciplinas artísticas, como la literatura, la pintura o la arquitectura: pueden apreciarse toda la vida. La esperanza de vida de una obra de arte es proporcional a su edad; es decir, las obras que se han apreciado durante mucho tiempo tienen más probabilidades de valorarse en un futuro que las más recientes.

El tiempo es un filtro para el ruido. La música clásica abarca todo el universo de vivencias: desde solos íntimos hasta grandes piezas orquestales; desde lo sagrado hasta lo profano; desde la profunda tristeza (por ejemplo, las Canciones a los niños muertos, de Mahler) hasta la alegría desmesurada (por ejemplo, la Sinfonía nº 9 de Beethoven).

Escucha ópera para tener visión de conjunto

Existe hoy en día una superespecialización que aporta foco, pero nos aleja de la contextualización. Necesitamos perspectiva, y las humanidades la proporcionan. En este sentido, la ópera es el arte más completo y enriquecedor: amalgama música, teatro y danza. Es una experiencia única que llega al alma, un arte extravagante que combina distintos elementos para lograr un objetivo único: la sublimación del espectador. Escuchar El anillo del Nibelungo de Richard Wagner –cuatro óperas que ahondan en la condición humana, el poder, el sacrificio y la redención– nos ayudan a reflexionar sobre el ejercicio del poder y las consecuencias de no hacer un buen uso de él.

¿Por qué los grandes escritores coinciden en que para escribir bien lo primero es leer mucho?

“La ficción y las humanidades son absolutamente relevantes para los líderes”, insiste el novelista y profesor Keith Oatley, que ha estudiado los efectos de la lectura de ficción sobre los procesos cognitivos. Según su investigación, la literatura puede ayudarte a ser más empático y a tomar mejores decisiones. “Si realmente crees que entender a los demás y a ti mismo es una parte importante de tu trabajo, (leer ficción) es una muy buena manera de hacerlo”. Añade más ficción a tus lecturas y entenderás mejor el mundo, serás más empático e imaginativo.

Muchos creen que la ficción es algo que no tiene ninguna relevancia y es solo una diversión o distracción porque hablan de “gente que no existe, de entes imaginarios” pero la ficción es algo mucho más “serio” porque ofrece simulaciones de las relaciones sociales, en las que desfilan los personajes y sus circunstancias. Funciona como una previsión meteorológica, en la que varios factores –el viento, la presión atmosférica, la temperatura, etc.– interactúan. Todos sabemos lo que pasa si digo ‘Ana está molesta con Jorge’, pero ¿qué pasa cuando añadimos algunos factores extra? ¿Y si Ana y Jorge tienen un niño de dos años? ¿Qué pasa si él es su marido y han tenido peleas recientemente?

El autor te hace pensar en situaciones sobre las cuales es probable que no hayas reflexionado anteriormente, podemos comparar las novelas con los simuladores de vuelo: cuando estás aprendiendo a pilotar, el simulador te pone en situaciones con las que no te enfrentarías si solo volaras de forma convencional. Porque cuando estás allí arriba no pasa casi nada. La vida también es un poco así.

De la misma manera que nos ayudan a entender las percepciones, el aprendizaje y el pensamiento, las historias de los protagonistas de una novela nos facilitan información sobre la naturaleza humana para adquirir un mejor entendimiento de cómo funcionan las relaciones sociales. Honoré de Balzac o Émile Zola trabajaban con esta idea.

Leer ayuda a sortear la complejidad

Y lo que pasa en la vida es, sobre todo, complejo. Comprender y tener en cuenta las diversas dimensiones de las cosas y sus implicaciones éticas no es fácil, sobre todo para los que se enfrentan a un mundo de relaciones cada vez más intrincadas. En este sentido, Milan Kundera decía que el espíritu de la novela es el “espíritu de la complejidad”. La literatura permite tomar altura y ver las cosas desde una perspectiva más amplia, más allá del nicho de especialización de cada uno.

No es bueno tener una sola visión sobre las cosas, en el momento en que dos personas empiezan a hablar, va a surgir la complejidad y cuanto más preparado estés para manejarla, más capaz serás de entender lo que quieren y ganarte el respeto de la gente con la que trabajas. Nunca antes se ha necesitado tanto que las personas sepan interpretar y filtrar la andanada de impactos informativos, así como desarrollar el pensamiento innovador, el autoconocimiento y la inteligencia social.

La lectura permite conocer mejor a las personas

Aunque la literatura parece una actividad más propia de personas solitarias, la investigación muestra que, lejos de ser una manera de escapar del mundo de las relaciones sociales, leer ficción es en cierto modo una forma de socializarse. El proceso de entrar en mundos imaginados es, de hecho, un acto de interacción humana, porque ayuda a crear empatía y entender el punto de vista de otras personas.

Lee ficción para ser más empático

Oatley ha llevado a cabo estudios sobre las habilidades sociales de lectores de ficción y no ficción, concretamente su percepción de las emociones y conocimiento social. El resultado es que la gente que lee más ficción es más empática, interpreta mejor el entorno social, tiene redes sociales más amplias y percibe mejor las emociones en la mirada.

La capacidad de captar las emociones en la mirada de una persona y la empatía tienen que ver con la habilidad de tomar la perspectiva del otro: entender sus patrones mentales y que quizá sus creencias e intenciones son diferentes a las propias.

Los niños empiezan a desarrollar esta habilidad de “leer la mente” (conocida en psicología como la “teoría de la mente”) a partir de los cuatro años, cuando disciernen los conocimientos que tiene otra persona de los propios. El hábito de la lectura sería una forma de “entrenar” esta capacidad.

Cambia la forma de percibir a los demás y a ti mismo

“El beneficio de un libro bello es hacerte entrar en la experiencia de otro ser”, decía el filósofo y escritor francés Jean Guitton. Gracias a la conexión emocional que se establece entre el lector y los personajes, las historias nos permiten “vivir” sus vidas. Se activa la empatía: sentimos lo que sentiría aquella persona en una situación determinada. Esto nos permite pensar sobre la gente como pensamos sobre nosotros mismos, verla desde el interior.

“Imagina que tienes un empleado que no hará nada de lo que le digas y es muy poco colaborador. Una manera de verlo sería: ‘¿Cómo sería yo si fuera esa persona? ¿Qué es lo que sentiría?’. Ser capaz de empatizar de esa manera facilitaría mucho la solución a la situación que estás teniendo”.

El lector no experimenta directamente las emociones del personaje, sino que siente sus propias emociones en respuesta a los deseos, acciones y circunstancias que describe el escritor, y son precisamente esas emociones las que le enganchan a la historia. Lo que el escritor hace es sugerir cosas, pero requiere que el lector les dé vida. Es una “colaboración” entre ambos.

De hecho, cuando leemos se ponen en marcha los mismos procesos mentales que nos ayudan a relacionarnos con el mundo y las otras personas, según unos experimentos de Jeffrey Zacks. “Por ejemplo, si lees ‘Él abrió la puerta y miró a la cocina’, se activa la parte de tu cerebro relacionada con el análisis de escenas visuales. Y si lees sobre un personaje que camina, se activa la parte del cerebro relacionada con caminar. Lo que realmente está pasando es que estás usando tu propia experiencia para entender la historia. Así, es probable que si un directivo lee sobre un personaje que se fija objetivos, luego estará más preparado para fijarse objetivos”.

Leer proporciona imaginación para concebir diferentes escenarios futuros

Filósofos de todos los tiempos han tratado de descubrir los mecanismos de la imaginación y su relación con la inventiva. Immanuel Kant creía que la creación literaria supone un acceso privilegiado al conocimiento porque nos permite sentir aquello que no podemos experimentar. A la zaga, los románticos la concebían como una lámpara que ilumina el universo de lo posible, algo que practicaron magistralmente autores como Aldous Huxley, Isaac Asimov o George Orwell. La literatura expande nuestra visión sobre lo real.

Cuando lees imaginas cómo se desarrollará el futuro. Piensas: ‘OK, ¿qué es lo más probable que pase si ella hace tal cosa?’ Entonces, lees un poco más y resulta que no pasa lo que imaginabas porque el autor quería sorprenderte. Puedes sospechar que un personaje es el asesino y resulta que el culpable es el policía. Tú estás anticipando, pensando constantemente en el futuro. La literatura añade herramientas para pensar sobre más cosas de las que imaginas.

Además, se ha descubierto que la imaginación es mucho más importante de lo que se cree comúnmente, ya que tiene un papel esencial en la construcción de cualquier tipo de pensamiento abstracto.

Otros contenidos de valor que encontrarás en la Escuela de Escritores

Te invitamos a explorar los diversos talleres que ofrecemos sobre escritura creativa; oratoria, voz y dicción en el que se aprende a hablar en público y Apreciación literaria en el que aprende a comprender lo que leemos y a paladear los libros.

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