¿Cómo aprender hasta el final de nuestra vida?
Podemos estar aprendiendo hasta el final aunque cuesta más con la edad y hay cosas que nos resultarán fáciles y otras difíciles. Desde el punto de vista neurológico aprender es hacer nuevas conexiones en el cerebro que nos permitan entender el mundo mejor o de otra manera; adquirir otros modelos mentales para darle sentido a la complejidad. Cuando somos niños aprendemos más y más rápido, parte de la explicación tiene que ver con esas conexiones tal que hagan algo que antes no hacían.
Pero el conocimiento humano no es principalmente un proceso bioquímico ni se produce de forma solo material. Para entenderlo mejor necesitamos ampliar la perspectiva y explorar la facultad de conocer: nuestra alma -como se muestra en la experiencia- no solo trasciende la materia, sino que permite asumirla en un nivel de actividad superior. Nuestro conocimiento comienza por el dato sensorial, nuestra conducta se ve motivada por las reacciones de la afectividad sensible, pero al actuar alcanzamos la verdad, el bien, la belleza.
El acto más propio del alma es conocer y lo realiza a través del cerebro: nuestra mente tiene la capacidad de desmaterializar los datos sensoriales para convertirlos en ideas y conceptos universales, por eso sabe de inmediato que tanto un gran danés como un chihuahua son perros. Para ello posee una maleabilidad infinita: en el acto de conocer se amolda a, se hace todas las cosas que conoce.
¿Qué hacer a fin de que se den siempre las condiciones para estar Aprendiendo hasta el final?
El cerebro, como dijimos, tiene constitutivamente una maleabilidad y plasticidad para el acto de entender que permanece siempre pero en el aprendizaje intervienen otros factores que cambian con el tiempo y que necesitamos ajustar convenientemente: la motivación, la capacidad de sorprendernos, aprender de los errores.
La motivación es importante, es muy difícil que alguien aprenda si no lo desea de verdad, por eso todo buen docente primero crea tierra fértil motivando a los alumnos. La motivación para aprender es muy alta en los niños porque llegan a un mundo del que no saben nada, necesitan adaptarse al entorno y aprender todo lo que necesitan para sobrevivir. Con el tiempo vamos creando modelos para funcionar con lo que ya sabemos y sin tener que estar aprendiendo todo desde cero con lo que la motivación disminuye.
A una pieza de vidrio no le podemos cambiar la forma en frío pero al vidrio caliente sí, sucede igual con la arcilla y el agua. ¿Cuál es el equivalente del calor y el agua en el caso de estos factores? Son varias hormonas que todos producimos como la dopamina, adrenalina … que usualmente se descargan automáticamente cuando las necesitamos pero eventualmente pueden necesitar un catalizador. La motivación es uno de esos catalizadores que envía una fuerte señal al cerebro de que en este momento la tierra está fértil para que realice la descarga necesaria.
La capacidad de sorprendernos
Esos modelos que hemos ido construyendo actúan a la vez como filtros del aprendizaje, son sesgos que nos hacen ver las cosas de una forma determinada y obstruyen que las veamos de otra forma. Y necesitamos ver como el niño que se enfrenta a ellas por primera vez para hacer las preguntas correctas.
Se requiere un esfuerzo para suspenderlos y la capacidad de sorprendernos es el catalizador adecuado. Cuando algo nos sorprende es porque los resultados obtenidos no cuadran con los modelos que tenemos, nos advierten que necesitamos revisar esos filtros y envían una señal al cerebro para que realice la descarga necesaria.
Todo buen docente trata de sorprender a sus alumnos y busca desarrollar esa capacidad de hacerlo siempre que sea posible. Debemos ser conscientes de las sorpresas que nos ocurren y desarrollar la capacidad de sorprendernos, en lugar de acostumbrarnos al: ya lo sé o ya lo vi. Hay muchas personas que no se sorprenden con nada y es muy difícil que aprendan, en cambio hay otras que están diciendo guao todo el tiempo, se sorprenden y lo contagian a los demás. Tratemos de ser como estas últimas.
Aprender de los errores
Cuando aplicamos algo que sabemos y no sucede lo que esperamos captamos que se produjo un error en el proceso. Es otro de los catalizadores que envía la señal al cerebro para que libere hormonas ya que necesitamos aprender algo nuevo. En lugar de acostumbrarnos a hacer caso omiso y olvidar los errores sin reflexionar debemos ejercitarnos en aprender de ellos.
Dedicar bastante tiempo
Cuando dedicamos bastante tiempo a algo es un fuerte indicativo de que eso es importante para nosotros en este momento. Es otro catalizador que envía una señal al cerebro para que libere hormonas ya que necesitamos aprender más sobre ese tema.
Algunas de estas hormonas se han logrado sintetizar en el laboratorio y encapsular pero tienen que ser tomadas en el momento y con la dosis adecuada. No hay nada mejor que lograr que se produzcan de forma natural.
Saber más para aprender más
El conocimiento humano tiene el rasgo de ser asociativo, aprendemos comparando y asociando lo nuevo con lo conocido, esto último es el bagaje en donde nos apoyarnos para crear algo nuevo. Es falsa la comparación de la mente con una computadora en la que más datos implican menos memoria y hay que desaprender borrando datos. Se da la paradoja de que cuanto más sabemos más podemos aprender y así estaremos aprendiendo hasta el final.
Pensamiento lógico y creativo
Nuestro cerebro tiene dos hemisferios, en uno reside el pensamiento lógico y en el otro el creativo. El lógico busca la precisión y la respuesta correcta: 2+2=4. El creativo es un pensamiento flexible, no trata los problemas desde un solo ángulo buscando descubrir una sola respuesta. No busca lo convencional y juega con muchas posibilidades. Esta libertad permite que ciertas conexiones originales que en un principio habrían sido rechazadas por el lógico, tengan la oportunidad de establecerse.
Es importante ejercitarnos en el uso de ambos hemisferios. Un ejercicio podría ser: ¿cómo vemos a la inteligencia artificial? -Un lápiz nuevo por el que uno se transforma en editor de lo que ella produce, aprende a conversar con ella para seguir siendo el autor pero con nueva ayuda y cómo usarla. -Un nuevo medio de transporte por el que ahora llego a nuevos sitios, de otra forma y más rápido. -Una nueva revolución tecnológica. -El perro que aprendió a hablar y ahora lo entiendo.
Así podremos estar aprendiendo hasta el final de la vida, el día que dejemos de aprender será el comienzo del fin.
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Por: Vicencio González